En 2015, McKinsey Global Institute (MGI) mostró que estrechar la brecha entre hombres y mujeres en el mercado laboral no sólo es cuestión de igualdad, sino que duplicaría la contribución al Producto Interno Bruto global entre 2014 y 2025. Entre otros factores, lo anterior será el resultado de la implementación de las siguientes acciones:
Una mayor representación de las mujeres en la fuerza laboral.
El incremento de horas de trabajo por parte de las mujeres.
Un mayor número de mujeres en sectores de alta productividad y en posiciones de liderazgo.
Es importante destacar que existe una relación directa entre igualdad de género en la sociedad e igualdad de género en el lugar de trabajo. De hecho, ningún país ha logrado una igualdad de género en el mundo laboral sin antes haberla alcanzado en la sociedad.
Hace ya diez años que McKinsey & Company trabaja en este sentido, y con la serie “Women Matter” se ha centrado en la investigación de compañías y directivos con la finalidad de identificar qué se ha hecho y qué falta por hacer para lograr que las mujeres puedan participar de manera equitativa en el mercado laboral. Cada año se crea un caso para identificar -si existe- una mayor presencia de mujeres en posiciones de alta dirección con el objetivo de explorar maneras concretas para cambiar actitudes empresariales ante las mujeres en el lugar de trabajo. En este sentido, se ha detectado que la diversidad -más allá de la también necesaria igualdad de género- entre los líderes de las compañías contribuye a una toma de decisiones más efectiva, y que la conducta de las mujeres puede generar un impacto positivo en el rendimiento y la salud de la organización.
En 2016 se encuestó a 233 empresas y 2.200 empleados. Los resultados mostraron que, aunque la mayoría de las compañías han introducido medidas para garantizar la diversidad de género en los puestos de mayor responsabilidad dentro de las entidades, todavía están luchando para lograr resultados significativos.
Se debe destacar que únicamente el 7% de las empresas de la muestra analizada, considera la diversidad como una de las tres principales prioridades dentro de su agenda estratégica. De los 2.200 empleados que participaron en la encuesta, el 88% dijo que no consideraba que la compañía estuviera haciendo lo requerido para mejorar la diversidad de género, y el 62% reconoció que no sabía qué hacer para sumarse a este objetivo.
Para alcanzar mejores resultados y para crear un ambiente que ofrezca mejores oportunidades laborales a las mujeres, se deberá contar con el apoyo y el trabajo conjunto de la alta dirección y de los gobiernos. La idea es que las mujeres tengan acceso a trabajos que requieran más y mejores habilidades y que, por lo tanto, sean mejor pagados. Esto redefinirá las normas y actitudes sociales respecto a la diversidad de género.