Foro de Empresas y ONGs, ¿hablamos el mismo idioma?
Por cuarto año consecutivo se celebró en Madrid, el pasado 6 de marzo, en la sede de la Fundación Fernando Pombo el foro de Empresas y ONGs. Bajo el título “Empresas y ONG: ¿Compartimos fines?, ¿hablamos un mismo idioma?” directivos de ONGS y de las RSC de varias empresas avanzaron en un diálogo no exento de dificultades y agravado por la crisis económica. Más de 100 personas acudieron a esta cita tan valorada tanto por ONGs como por Empresas. Estaba convocada por la Fundación Fernando Pombo y por tres instituciones jesuitas dedicadas a la acción social: el centro para inmigrantes Pueblos Unidos, el Servicio Jesuita a Inmigrantes y la ONG Entreculturas.
Madrid, 8 de marzo 2012. La primera parte de la Jornada contó con una sesión magistral de Fernando Vidal, Profesor de sociología e investigador de la Universidad Pontificia de Madrid, y presidente de la Fundación RAIS, de inserción de personas en riesgo o en exclusión social. Bajo el título “Empresas y ONG: ¿Compartimos fines?, ¿Hablamos un mismo idioma? Favorecer sinergias en tiempos de crisis”, este sociólogo, respondió a las dos preguntas así: “La respuesta sería que tanto unos como otros estamos usando palabras de un idioma que aún no existe salvo fragmentariamente, que todavía está por descubrir (…) Esa falta de un lenguaje común, se altera en el contexto de la crisis del 2008, la cual nos ha dejado mudos a todos. De esta crisis podremos hablar en el futuro si descubrimos un nuevo lenguaje”. A continuación sorprendió al público afirmando dos mensajes iniciales para ambas entidades: “No pidan ni den dinero. No compren ni vendan legitimación”.
Durante su conferencia explicitó las cuatro reglas de la sintaxis de ese idioma que hablan las ONGs y las empresas: La Tolerancia, el Informacionalismo, la Red, y la Misión.
Respecto a la primera afirmó que “La tolerancia que necesitamos no surge solamente de la división funcional. Para poder ejercer integralmente sus competencias, tanto las ONGs como las empresas, necesitan conjugar sus bienes y vínculos bajo las lógicas del comercio y de la comunitarización”. Respecto al informacionalismo defendió la tesis de que “el campo de la comunidad en general y de las ONG en particular, debe formar parte de esa comunidad de conocimiento en las empresas y que las empresas deben formar parte de la comunidad de conocimiento de las ONG” (…) “Así pues, lo más importante y difícil es que ONG y empresas deben ser socios no sólo en una misión común que se tracen sino en la misión del mutuo desarrollo”. Por tanto, “la empresa no debe ser principalmente un financiador y la ONG no tiene que ser prioritariamente un legitimador sino que donde realmente la relación encuentra su mayor alcance es en su concepción como socios”. Porque junta, “esa comunidad es capaz de tener las distintas perspectivas hermenéuticas o interpretativas presentes en la amplitud de la sociedad y la cultura”.
Al hablar de la red que definió como nuevo patrón relacional en nuestra sociología, completó sus afirmaciones del principio para no dejar intranquilos al público: “No den dinero ni vendan legitimidad, no reciban dinero ni legitimidad, sino dense a sí mismos”. “Sin duda –continúo- el dinero y la legitimidad forman parte de los flujos que hacen posible el desarrollo de cada agencia, sea empresa u ONG –y en ambos sentidos porque las empresas también legitiman a las ONG seleccionándolas y avalándolas con su patrocinio y las ONG también dan dinero a las empresas bajo forma de publicidad y otros activos-, pero sin duda también pueden no sólo hacernos olvidar lo fundamental sino impedir lo principal de la nueva arquitectura de lo público”. Por tanto, “la pregunta no es quién me va a financiar la ONG o quién puede transmitirle valor o encauzar la RSC de una empresa sino que la pregunta es: ¿Quiénes van a ser mis socios? Evidentemente, esa alianza sólo es posible si existe una misión compartida. De ahí que necesitemos una cuarta y última regla sintáctica: la misión”.
Y respecto a esa cuarta regla sintáctica afirmó que la misión de las ONGs y las empresas es común: “aunque distintas competencias; con distintos fines, la misión es una: el desarrollo integral de las personas y sus comunidades mediante el comercio o la comunitarización”. Por último, concluyó que “Estas leyes sintácticas entre ONG y empresas no son bilaterales sino que deben darse en el seno del pentágono del empoderamiento: con las agencias de la Administración, las agencias culturales y mediáticas y con la dimensión personal de los implicados (o la interioridad, pero éste es otro asunto mucho más amplio todavía)”.
Panel de Experiencias:
La segunda parte del encuentro consistió en un panel de experiencias de directores de RSC y de Fundaciones, moderada por Ana Sainz, directora de la Fundación Seres. Participaron: Evelio Acebedo (Portia Solutions), Ignacio Sequiera (Fundación Exit), Rosa Briales (MRW España) y Carmen Pombo (Fundación Fernando Pombo). En el transcurso de la misma se analizaron cómo se inician las relaciones entre ambas instituciones y cómo es la relación “durante y después”, así como de qué manera la crisis económica había modificado esas relaciones.
Entre otras cosas se pidió un cambio en la ley de Mecenazgo y se afirmaron ideas cómo el que las ONGs tienen que reinventar formas de trabajar que los aproxime más a las empresas; el que se tiene que abandonar la idea de que la RSC es algo que hay que hacer, sino que es estrategia y una herramienta más de la empresa; que hay que preguntar más a las partes implicadas y que generalmente el trabajo entre empresas y Ongs funciona si se consideran socios y tienen los mismos objetivos, no cada uno el suyo.
También intervino Chus de la Fuente, de Entreculturas, para explicar el éxito de la colaboración con varias empresas para el desarrollo de la Carrera Solidaria que celebraron en enero pasado.
El cierre de la Jornada correspondió al presidente de la Fundación Fernando Pombo, Joaquín García-Romanillos quien comenzó con un “La Compañía de Jesús tiene adeptos en esta casa, porque muchos de sus miembros se han formado en universidades jesuitas”. García-Romanillos abogó por darse cuenta de que no estamos solo inmersos en una crisis económica sino también de valores y de valores espirituales. Por eso la fundación que preside lo que se propone es “desarrollar valores: esfuerzo, perseverancia, claridad, rigor, solidaridad y ética profesional. Qué bueno que los abogados de este despacho reciban también esos valores, así la empresa se beneficia de la fundación” y concluyó que tanto las ONGS como las empresas pueden compartir valores entre sí.