El pasado domingo, 7 de abril, se celebró el Día Mundial de la Salud, en conmemoración del aniversario de la creación de la Organización Mundial de la Salud, en 1948. Cada año, la Organización Mundial de la Salud destaca un aspecto de vital importancia para la salud pública mundial. Este año, el tema elegido ha sido la hipertensión arterial, que afecta a uno de cada tres adultos en el mundo y genera un riesgo elevado de infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal. La prevalencia más alta se observa en algunos países de ingresos bajos de África, donde se estima que el 40% de los adultos podrían sufrir de hipertensión.
Pero más allá del tema escogido por la OMS para este año, la difícil situación de la Salud Mundial es de extrema gravedad. En los países en vías de desarrollo el derecho a la salud de la población continúa viéndose vulnerado debido a sus dificultades para acceder a servicios sanitarios públicos de calidad. La mejora de la salud materna, la reducción de la mortalidad infantil y la lucha contra el VIH/SIDA, y las enfermedades endémicas son objetivos que aún están muy lejos de conseguirse.
Según la OMS, cada año mueren unos 7 millones de niños menores de cinco años. Casi todos esos niños podrían sobrevivir si tuvieran acceso a intervenciones simples y asequibles. El VIH/sida es la principal causa de mortalidad adulta en África. Cada día mueren unas 800 mujeres debido a complicaciones durante el embarazo o el parto. La desnutrición es la causa subyacente de mortalidad en al menos un tercio de todos los casos de fallecimiento de niños menores de cinco años
Resulta fundamental trabajar y cooperar con el objetivo de conseguir que se preste una atención sanitaria integrada y eficaz y que se fortalezcan los sistemas de salud.
En los países denominados desarrollados también se está viendo cómo los sistemas universales sanitarios están sufriendo de graves recortes que ponen en riesgo tanto esa universalidad como la calidad de atención al paciente, poniendo en riesgo su seguridad.
El objetivo principal de Enfermeras Para el Mundo es contribuir al ejercicio de los derechos humanos, especialmente al de la salud como concepto global, ya que salud no solo significa ausencia de enfermedades, sino también el derecho a que todas las personas dispongan de condiciones de bienestar físico, mental y social. Esas condiciones, tal y como se recoge en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, incluyen la disponibilidad garantizada de servicios de salud, condiciones de trabajo saludables y seguras, vivienda adecuada y alimentos nutritivos.
En este sentido EPM trabaja tanto en países de América Latina y África, mediante proyectos de desarrollo, como en España, principalmente a través de proyectos de sensibilización y Educación para el Desarrollo, bajo el enfoque de derechos y la equidad de género. Enfermeras Para el Mundo cuenta con socios estratégicos en cada uno de los países con los que colabora para mejorar el acceso de toda la población, especialmente la más vulnerable, a los servicios de salud.